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Los trabajos ‘tradicionales’ no siempre los consiguen personas ‘normales’
“No sé si no se fijaron o en realidad no les importó
el hecho de que yo tuviera tatuajes” afirma Juan Pablo.
No importa el país en el que se esté, conseguir trabajo cuando se tiene el cuerpo cubierto de tatuajes no es tan sencillo. Sin embargo, cada vez se ven más casos en los que una persona con estas características logra encontrar un trabajo considerado tradicional. Es decir, un oficio como abogado, economista, un cargo público o un trabajo en un banco.

SOBRE EL AUTOR

David Sandoval, estudiante de últimos semestres de administración de empresas con opción en periodismo
En Pakistán
Abdulla Masoon tiene los brazos y el cuello cubiertos de tatuajes, lo cual no es bien visto por la comunidad musulmana. “Si en el mundo occidental es difícil encontrar trabajo con el cuerpo modificado, imagínate cómo es acá” me dice mientras me muestra su última obra de arte: un búho de colores acuarela en la pantorrilla derecha. Sus brazos los puede cubrir con una camisa manga largo o una chaqueta, pero el cuello, no tiene forma de esconderlo. Es por esto que ha tenido mayores inconvenientes al momento de comenzar un proceso de selección para un trabajo.
Se gradúo hace dos años de administrador de empresas en una universidad de Inglaterra, y luego de un año en Londres buscando trabajo sin éxito, decidió probar suerte en casa: Karachi, Pakistán. Sabía que por sus tatuajes podía ser más complicado, pero a la vez tenía claro que por estar en su propio país, podría encontrar otras oportunidades. “En Inglaterra son más tolerantes con este tipo de cosas, pero creo que por no ser inglés se me estaba complicando la búsqueda. En Karachi no son tan aceptados los tatuajes, pero por hablar el idioma, ser de acá y tener todas las facilidades para trabajar, podría tener otro tipo de opciones”.
Era una jugada arriesgada, pero no perdía nada intentándolo. Ya había hecho una práctica en un banco londinense, le había apasionado el sector bancario y financiero. Conocía que en el área de los negocios prima la formalidad y no lo alternativo y/o exótico. Después de ocho meses de entrevistas y procesos fallidos, Abdulla no perdía las esperanzas. Sabía que tenía mucho potencial y que conocía sobre el sector. Si los equipos de recursos humanos bajaran la guardia en cuanto a sus prejuicios, Abdulla encontraría trabajo en muy poco tiempo.
Y así fue. No consiguió nada con empresas Pakistanís, pero sí logró entrar a un banco Estadounidense en un proceso de selección muy rápido. Nunca le mencionaron sus tatuajes, ni le exigieron que se los tapara o que no interactuara directamente con clientes. Se centraron en sus habilidades y conocimientos y fue ‘el mejor proceso de selección que he tenido en mi vida’ según dice.
En ninguna entrevista previa Abdulla se cubrió los tatuajes del cuello, y de hecho en esta última ni siquiera se cubrió los brazos. Hace cinco meses que trabaja en el banco y nunca ha tenido ningún inconveniente. Lo único es que ‘prefiero no atender a las personas de mayor edad, ya que son las que más se sorprenden. Muchos me dicen que no debería trabajar allá y menos tener contacto con los clientes’. Pero en general esto no sucede. ‘Fue difícil encontrar trabajo, pero una vez lo obtuve, todo se ha ido acomodando’.
En Colombia
Cuando Juan Pablo Malaver se graduó de abogado de la Universidad de los Andes, sabía que se le venía una dura tarea. Él tiene el pecho, la espalda y los brazos cubiertos con tatuajes. Siendo estudiante no tuvo problemas, pero sabía que no iba a ser fácil cuando empezara a buscar trabajo. Para su sorpresa, Juan Pablo consiguió trabajo 15 días antes de graduarse.
Me cuenta que ‘jamás se tocó el tema de los tatuajes en ninguna entrevista, aunque no sobra decir que siempre me fui con traje y rara vez me quité la chaqueta. Y cuando me la quitaba, no me remangaba’. Por esta razón, aún se plantean algunos interrogantes como ¿A Juan Pablo lo contrataron porque se les olvidó preguntarle si tenía o no tatuajes? o ¿por qué realmente no les interesa si la gente tiene o no tatuajes? Cualquiera que sea la respuesta, las personas pensarían que trabajar en una firma como Brigard y Urrutia con el cuerpo cubierto de tatuajes es imposible.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Juan Pablo trabaja hace un año en la compañía y aún le piden que se cubra sus tatuajes cuando va a reunirse con clientes. El hecho de que lo hayan aceptado en la compañía no implica que estén de acuerdo con sus tatuajes, sino más bien que lo toleran. Opina que no es necesario que a su jefe le encanten sus tatuajes o que los aprecie, es suficiente con que “me trate como a cualquier otro empleado y logre pasar por alto mis tatuajes”.
En otro contexto, Adriana González miembro del equipo de recursos humanos de una firma de abogados diferente a Brigard y Urrutia reafirma lo que cree Juan Pablo. ‘Los tatuajes no son realmente apreciados en las firmas de abogados, pero con el fin de no discriminar, procuran tolerarlos’. Cuenta que actualmente hay un número significativo de personas con tatuajes, por lo cual se dificulta escoger solamente gente sin cambios en su cuerpo. ‘Si no contratáramos personas con tatuajes, perderíamos personas muy talentosas. Hoy por hoy no se puede rechazar talento por esos motivos’.
De esta manera, queda claro que en varios trabajos tradicionales como el de Abdulla o el de Juan Pablo, aumenta el número de personas con tatuajes. Las cuales, a pesar de no ser rotundamente aceptados, se van haciendo campo. Por lo tanto, es evidente que depende de la empresa, de sus políticas y del equipo reclutador, pero hoy por hoy la situación ha cambiado y seguirá cambiando. Esta idea la comparte Adriana quien argumenta que ‘los líderes, los presidentes, los gerentes y los dueños de empresa del futuro van a tener tatuajes, piercings o modificaciones, por lo cual cada vez van a ser más y más aceptados’.
Por: David Sandoval